Me encontraba en el centro del pueblo, sentada en una silla que encontré afuera de una tienda de comestibles, estaba totalmente espantada.
Había entrado en un baño publico en el camino y me había limpiado las manos, los labios y el cuello, que los tenia llenos de sangre, ahora, solo pensaba en la vida de mi hermana y en mi cobardía, ¿como es que la pude dejar sola?. Me levante de la silla y heche a correr hacia mi casa, iba bastante rápido, los arboles y los carros eran una sombra a mi alrededor, como si tubiera propulsores en mis pies. Pare, porque me dio la sensacion de que me venían siguiendo, de pronto mi cuerpo se inundo de calor y un escalofrío recorría mi columna, como si mis instintos se activaran para enfrentarse con algo o alguien, volví a empezar a correr hacia mi casa sin poner mucho cuidado a lo que ocurría a mi alrededor.
Llegue a casa y me detuve delante de la puerta, la abrí lentamente y di varios pasos hacia adelante, allí todo estaba tranquilo, nada perturbaba la tranquilidad de la casa. Subí las escaleras y llegue a la puerta que daba a la habitación de Samanta, la abrí de un empujón y allí estaba ella, imperturbable, me le acerque y le quite la toalla que llacia todavía en su cuello, cuando lo hice me lleve una gran sorpresa, la sangre se había secado y no había orificios ni ningún maltrato, solo tos imperceptibles cicatrices. Note que su respiración era continua y suave. Era casi imposible que se hubiera sanado del todo en tan solo dos horas que había salido de casa.
Cojí la toalla llena de sangre y la lave, porque su olor, me hacia derretir y volver a caer en tan extraña locura, volví a lavar la alfombre que tan solo hace 5 horas habia lavado por las gotas de sangre de la bolsa, que ahora era una mancha del tamaño de una llanta de sangre de mi hermana. Como la sangre no quitaba quite la alfombra y la puse en la lavadora para que saliera mas fácil.
Después de limpiar el desastre subí a mi habitación y me recoste en mi cama, solo me quedaba pensar en que escusa le iba a sacar a mi hermana sobre el mordisco, probablemente me mandaría donde un psiquiatra y me internarían en un manicomio, aunque de ese modo no se veían las cosas tan malas, eso significaba que no tendría que hacerle mas daños a la gente.
Iba a prender la lampara que estaba pues a en mi mesa de noche y note que allí todavía estaba la nota que me habían dejado junto con la bolsa de sangre. La tome y la leí nuevamente: "Se que lo necesitaras, te sentirás un poco extraña esta mañana, tomatelo todo. Atentamente, M.A." Lo leía y lo volvía a leer, ¿quien seria la persona que había dejado esto en mi cocina?, ¿porque sabia que de un momento a otro mi cuerpo me obligaba a beber sangre y a matar?, ¿quien era M.A.?
Des pues recordé lo que el día anterior había ocurrido, lo del bosque, lo de el acosador, y lo del... beso. también recordé que la noche había tenido una pesadilla un poco similar a mi situación del bosque el día anterior y una nota que había encontrado allí mismo en mi habitación. Después de pensar unos segundos en esto, corrí hacia la papelera que estaba debajo de mi escritorio y la vacíe en el suelo, después reuní todos los pedazos de la anterior nota y lo compare con la nota de la bolsa de sangre, era la misma letra, alguien estaba jugando sucio con migo. Guarde las notas en mi cajón de noche, y después de toda una tarde de meditación y concluciones me dormí profundamente.
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