martes, 23 de marzo de 2010

NUEVOS AMIGOS (CAPITULO VII)

El despertador sonó a las 6 de la mañana, era una mañana fría y lluviosa. De pronto se me vino a la mente la imagen de mi hermana, salte de la cama y fui a su habitación, ella estaba sentada al borde de la cama, se me quedo mirando con duda.
-Emmm... Hola Sara.... ¿que quieres?- me quede pensativa.
-Nada, estoy bien, solo que quería ver como estabas ¿te encuentras bien, no te duele nada?- dije temerosa de las acusaciones que probable mente iba a empezar a decir.
-No, estoy totalmente bien, es mas, me siento mejor que nunca, con mucha energía a decir verdad ¿porque lo preguntas?- Dijo Samanta.
-Por lo de ayer, ¿acaso no recuerdas nada?- dije confundida.
-No recuerdo nada, lo mas seguro es que dormí todo el día, pues el turno de la noche pasada fue bastante duro y estaba bastante agotada.-
-Ahh... ok... ¿seguro te sientes bien?-
-Estoy totalmente segura... emmm... ¿que ha pasado ayer? por tu cara, veo que no fue nada bueno.- dijo ella con suspicacia.
-No, solo que tube un sueño rarisimo y todavía no he salido de el, es como si no estuviera despierta, pero tranquila, solo me confundí- dije nerviosa.
-Ok, como tu digas. Sara, saldré a caminar, traeré donas para el desayuno, ve preparando unos huevos y jugo de naranja, después organizate para ir al intituto hoy te llevare en el auto- Dijo para cambiar de tema, en ese momento recordé que el día anterior había botado toda la comida y probablemente ella no lo recordaba.
-Samanta... emmm... propósito de comida, tube que botarla toda ayer porque estaba rancia, probablemente fue algún hongo- dije, diseccionándola.
-oh!... esta bien, creo que tendré que traer mas que donas, solo ve y organiza te para estudiar-
Salí de la habitación, corrí hacia el cuarto de baño y me duche, después, fui a mi habitacion, me puse un jean, un jersey color blanco y encima me puse una chaqueta roja, por la lluvia continua que estaba callendo por todo el pueblo.
Mi apetito no era mucho, el de samanta tampoco, salimos y corrimos hacia el carro para no mojarnos demaciado con la lluvia. El viaje fue aburrido y callado, mis ojos se estaban cerrando, por el tedioso día anterior y las gotas de lluvia que caían con fuerza en la capota del carro me arrullaban. Por fin llegamos al instituto.
-Sara, que te balla bien hoy en clase, diviertete e invita a tus a migas a casa, es que ultimamente te siento bastante sola e ignorada y yo me siento culpable de eso,tu sabes que mi turno es bastante tedioso y necesito ese trabajo para poder pagar las deudas y comprar la comida. Por eso hoy le diré a mi jefe que me de un ascenso, o al menos me pase para otra jornada, espero tener éxito, deseame suerte.- dijo mi hermana.
-Claro Sam, te deseo toda la suerte del mundo, no te prehocupes por mi, me siento bien, mas bien prehocupate por como te sientes tu.- le dije tratando de tranquilizarla.
-Ok... nos vemos esta noche si tengo suerte.- Me dio un abrazo y un beso en la mejilla y se fue.
Iba caminando hacia los salones por el jardín, depronto mi amiga Laura aparecio por detras y me cojío el brazo de gancho.
-¡Hola Lao!- Dije entusiasta.
-¡Hola Sara! tenemos que hablar.- Dijo desviándose hacia unos arbustos, me resistía a pasar por hay y como a ella le era imposible llevarme, tomo impulso y se abalanzo contra mi y caímos sobre los arbustos. Cuando lo hizo, sentí como si ella pesara lo que pesara un auto, un autobús tal vez.
-¡Mierda! ¿Laura que te pasa, eres la única que hace eso? y pesas montones- Dije empujándola con mis pies, para que se quitara de ensima.
-Lo tube que hacer, por que no querías desviarte ¿y que creías, que era una pluma?-
-Seguro que esperaba que lo fueras, casi me has roto las costillas.- dije dolorida.
-Lo siento, no era mi intensión.- Dijo por fin arrepentida.
Me arrodille y mire hacia arriba, cuando por sorpresa, vi dos personas paradas delante de nosotras, como esperando que nos paráramos, una de esas personas era una chica medio baja, con la piel color canela, pelo largo y liso y con unos ojos de un color verde increíble, en ellos se reflejaba simpatía, cariño, alegría, pero también se reflejaba el sufrimiento y la tristesa. El otro era un chico alto, rubio, tenia una sonrisa inspiradora, su piel era pálida, casi como la mía y sus ojos eran verdes, pero mas oscuros que los de la chica, en los ojos de este, se reflejaba, alegría, emoción, simpatía y también, por desgracia el mismo sufrimiento que la chica.
-Ahh... creo que ya notaste su presencia, ellos son Estefania y David.- Dijo Laura. Me levante mostrando al menos un poco de la dignidad que me quedaba en esos momentos y los salude.
-Es un gusto conocerlos, mi nombre es Sara.- Les dije un poco nerviosa.
-Eso lo sabemos muy bien, te hemos buscado desde que naciste, pero creo que ya te han encontrado otros.- Dijo Estefania, con una sonrisota en su boca.
-¿Como que desde que nací?¿Y que otros?- Dije confundida.
-Creo que note has enterado, no eres lo que crees ser- dijo David.
De pronto, me empezaron a temblar las piernas, ¿entonces que era yo?... Tarde o temprano tendría que saber que era lo que estaba pasando con migo ultimaente.

sábado, 20 de marzo de 2010

CONCLUCIONES (CAPITULO VI)

Me encontraba en el centro del pueblo, sentada en una silla que encontré afuera de una tienda de comestibles, estaba totalmente espantada.
Había entrado en un baño publico en el camino y me había limpiado las manos, los labios y el cuello, que los tenia llenos de sangre, ahora, solo pensaba en la vida de mi hermana y en mi cobardía, ¿como es que la pude dejar sola?. Me levante de la silla y heche a correr hacia mi casa, iba bastante rápido, los arboles y los carros eran una sombra a mi alrededor, como si tubiera propulsores en mis pies. Pare, porque me dio la sensacion de que me venían siguiendo, de pronto mi cuerpo se inundo de calor y un escalofrío recorría mi columna, como si mis instintos se activaran para enfrentarse con algo o alguien, volví a empezar a correr hacia mi casa sin poner mucho cuidado a lo que ocurría a mi alrededor.
Llegue a casa y me detuve delante de la puerta, la abrí lentamente y di varios pasos hacia adelante, allí todo estaba tranquilo, nada perturbaba la tranquilidad de la casa. Subí las escaleras y llegue a la puerta que daba a la habitación de Samanta, la abrí de un empujón y allí estaba ella, imperturbable, me le acerque y le quite la toalla que llacia todavía en su cuello, cuando lo hice me lleve una gran sorpresa, la sangre se había secado y no había orificios ni ningún maltrato, solo tos imperceptibles cicatrices. Note que su respiración era continua y suave. Era casi imposible que se hubiera sanado del todo en tan solo dos horas que había salido de casa.
Cojí la toalla llena de sangre y la lave, porque su olor, me hacia derretir y volver a caer en tan extraña locura, volví a lavar la alfombre que tan solo hace 5 horas habia lavado por las gotas de sangre de la bolsa, que ahora era una mancha del tamaño de una llanta de sangre de mi hermana. Como la sangre no quitaba quite la alfombra y la puse en la lavadora para que saliera mas fácil.
Después de limpiar el desastre subí a mi habitación y me recoste en mi cama, solo me quedaba pensar en que escusa le iba a sacar a mi hermana sobre el mordisco, probablemente me mandaría donde un psiquiatra y me internarían en un manicomio, aunque de ese modo no se veían las cosas tan malas, eso significaba que no tendría que hacerle mas daños a la gente.
Iba a prender la lampara que estaba pues a en mi mesa de noche y note que allí todavía estaba la nota que me habían dejado junto con la bolsa de sangre. La tome y la leí nuevamente: "Se que lo necesitaras, te sentirás un poco extraña esta mañana, tomatelo todo. Atentamente, M.A." Lo leía y lo volvía a leer, ¿quien seria la persona que había dejado esto en mi cocina?, ¿porque sabia que de un momento a otro mi cuerpo me obligaba a beber sangre y a matar?, ¿quien era M.A.?
Des pues recordé lo que el día anterior había ocurrido, lo del bosque, lo de el acosador, y lo del... beso. también recordé que la noche había tenido una pesadilla un poco similar a mi situación del bosque el día anterior y una nota que había encontrado allí mismo en mi habitación. Después de pensar unos segundos en esto, corrí hacia la papelera que estaba debajo de mi escritorio y la vacíe en el suelo, después reuní todos los pedazos de la anterior nota y lo compare con la nota de la bolsa de sangre, era la misma letra, alguien estaba jugando sucio con migo. Guarde las notas en mi cajón de noche, y después de toda una tarde de meditación y concluciones me dormí profundamente.

CUERPO Y MENTE (CAPITULO V)

Solté la bolsa de sangre cuando me dí cuenta de lo que estaba pasando, ¿porque estaba haciendo aquello? ¿porque mi cuerpo se quería lanzar a las pocas gotas de sangre que quedaban en la bolsa?.
Corrí al baño y en cosa de medio segundo ya estaba en el, supuse que me estaba enloqueciendo, no podía creer lo que pasaba. Me bañe y me vestí rápido, después recogí la bolsa de sangre que había en el suelo y la bote al cubo de la basura, también limpie unas pocas gotas de sangre que calleron a la alfombra. Cuando me asegure de que todo esta limpio y reluciente empecé a subir las escaleras a mi cuarto, cuando me acuerdo de un detalle muy importante, la carta que me había al lado de la bolsa negra. Volvía a bajar las escaleras, agarre la carta y subí las escaleras nuevamente.
Cerré la puerta de mi habitación suave y silenciosamente, puse la carta en mi nochero y me tire en la cama. Intente dormirme, pero era imposible con todos los ruidos de afuera, escuchaba una moto arrancando al lado de mi casa, un pájaro cantando en mi ventana, un perro escarbando en el jardín, la campana de la bicicleta del cartero. daba por seguro que la ventana estaba abierta, porque el ruido se escuchaba como si fuera dentro de la casa, me levante para cerrarla y me lleve la sorpresa de que ya lo estaba, le heche un vistaso a la calle desde la ventana y note que no había ninguna moto, ningún pájaro, ningún perro y ningún cartero, pero aún así los escuchaba. Me quede unos minutos allí escuchando el ruido, y note que el ruido de la motocicleta se volvía mas intenso, como si ya hubiera arrancado, pero cada ves se oía mas cercano, como si estuviera a escasos centímetros mios. Después de unos segundos la moto paso al lado de mi casa ¿acaso estaba escuchando una motocicleta que estaba demaciado lejos como para que una persona común y corriente no pudiera escucharla?¿que podía escuchar cosas a largo alcance? Lo único que sabia era que me estaba volviendo loca, y de eso si estaba total ente segura.
Estaba demaciado enérgica, como si hubiera dormido 3 días seguidos y me hubiera recargado totalmente. Salte de la cama y baje las escaleras para salir de la casa. Empece a percibir un olor delicioso, refrescante y dulce, deducí que no debía ser la cocina, porque allí no habia comida, por que la que había tuve que botarla porque estaba podrida, junto con la bolsa de sangre. Al terminar de bajar las escaleras, para mi sorpresa, note que el olor si provenía de la cocina, entre, y allí estaba parada mi hermana, Samanta buscando desesperadamente algo de comer, volteo y me sorprendió espiándola desde la puerta.
-Hola Sara- me dijo sorprendida -que bueno verte, emmmm... ¿sabes que ha pasado con la comida?- Dijo haciendo muecas de hambre.
-Ohh!! Samanta, para mi también es un gusto verte tan temprano, emmmm... a propósito de la comida, la he tenido que votar porque estaba rancia y su olor era asqueroso- dije, distraida, pensando en el delicioso olor que me había atraído a la cocina - Emmm.... ¿que estas cocinando?- dije para saber de donde provenía el olor.
-Nada, al parecer todo estaba podrido, porque no hay nada que hacer- dijo Samanta. Me fui acercando lentamente hacia el olor, que a mi sorpresa, provenía de mi hermana. Me le acerque hasta que ni nariz tocaba su cuello. De pronto mi mente se debatía con mi cuerpo, ¿cuando s iba a terminar esta tortura?, mis dientes querían penetrar la suave y delicada piel de mi hermana, pero lo la quería y no quería hacerle daño, ella me miraba raro, se estaba alejando de mi, mi cuerpo gano la batalla y la agarro fuertemente y le enterré los colmillos en su cuello, sentí que la sangre cubría cada parte de mi, de nuevo mi mente volvió a recuperarse y solté a mi hermana, ella estaba viva, pero a punto de quedar inconsciente. Mire mis manos que estaban cubiertas de sangre y me puse a llorar, levante a mi hermana del suelo y la lleve a su dormitorio, le puse una toalla en el cuello y salí corriendo de casa.

jueves, 18 de marzo de 2010

DESCUBRIENDO (CAPITULO IV)

Desperté mareada en mi habitación, lo ultimo que recordaba era que me había adentrado en el bosque, alguien me había agarrado por detrás y había quedado inconsciente, bueno, a decir verdad, recordaba mucho mas que eso, solo que no quería pensar en aquellos detalles.
Estaba bastante confundida, ¿como es que había terminado en casa?
Me senté al borde de la cama y mire el relój que había en mi mesita de noche, eran las seis de la mañana y era domingo. No quería pensar en lo que me había pasado en el anterior día, así que intente distraerme acomodando mi horario para el domingo. Me puse mis pantuflas y salí de la cama, me dirigí hacia el tocador para cojer una hebilla para mi cabello, pero al mirarme al espejo, note que llevaba puesto la misma ropa del día anterior, solo que mis pantalones estaban rotos y los codos de el suéter negro estaban sucios, recordé, que había tropezado en el bosque y que me había aporreado la cabeza, al recordar esto, me empecé a examinar la cabeza, pero no encontré nada y el resto del cuerpo también estaba intacto. Decidí no prestarle atención, me cambie la ropa por una sudadera y una camiseta y salí de mi cuarto para la cocina.
Mi hermana todavía estaba dormida, así que trate de no hacer demaciado ruido al bajar las escaleras, sabia que llegaba demaciado tarde de trabajar en el hospital, llegaba rendida y no le quedaba suficiente tiempo para descansar, así que trataba de hacerle las cosas mas fáciles y no interrumpirla nunca. Desde que murieron nuestros padres, ella quedo a cargo de mi y empezó a trabajar en un hospital de emergencias como enfermera nocturna y su agenda nunca estaba libre para nada que no fuera el trabajo.
Llegue a la cocina y abrí la alacena, saque unas galletas y las abrí, fue algo realmente extraño lo que sucedió, cunado abrí el paquete el olor de las galletas penetro en mi nariz y me dieron nauseas y corrí al baño a bomitar, volví a la cocina y abrí la nevera, todo tenia olor a podrido, cerré la puerta y le di la espalda a la nevera. Mire hacia la mesa del comedor y vi una bolsa negra, y junto a ella habia un sobre, lo cojí y lo habrí. Decía: "Se que lo necesitaras, te sentirás un poco extraña esta mañana, tomatelo todo. Atentamente, M.A."
Empecé a abrir la bolsa negra con suspenso, sabia que esto me iba a sorprender demaciado. Al fin, cuando puede abrirla, vi una bolsa transparente llena de sangre, por lo menos allí habían 3 o 4 litros. Empecé a temblar y la cojí, al cojerla, soltó un suave y agradable aroma, se me hizo agua la boca. Mi cuerpo y mi mente se debatían entre el si y el no, no sabia en que estaba pensando, una parte de mi mente consideraba esto repulsivo e inhumano y la otra que se hacia mas fuerte con cada respiro quería bebersela en un sorbo.
Hice caso al mas fuerte de mis instintos, acerque la boquilla de la bolsa a mi boca y empecé a beber, mi garganta se sentía fresca y saciada, mi cuerpo lleno de energía, mi mente clara y fuerte y mi legua sentía el mas dulce sabor jamas probado.

domingo, 14 de marzo de 2010

EL ENCUENTRO (CAPITULO III)

Llegue al instituto en menos de 5 minutos, estaba muy asustada, además en todo el camino sentía que alguien me seguía. Me dirijí al laboratorio a clase de ciencias, en la puerta me esperaba mi mejor amiga Paula, una chica alta, delgada, con rasgos suaves y definidos, el pelo a la altura de su barbilla y rubio. Cuando me acerque a saludarla se me quedo mirando.
-¿Que miras?- pregunte inquieta.
-Nada, solo que, emmm... olvidalo- me dijo.
-¡Dímelo!... ¿que pasa?- insistí.
-Solo que hoy estas diferente, hoy te vez... ¿como te digo?... emmm... como muerta- no me sorprendió que me dijera eso, estaba acostumbrada a verme al espejo y a asustarme por mi exagerada palidez y que la gente me dijera que podría actuar en una película de terror haciendo de zombie. -Es impresión mía, no me hagas caso, solo que te veo mas pálida que de costumbre- me dijo arrepentida por la expresión con la que se había expresado.
-Tranquila, yo también me he visto rara esta mañana, ha de ser por las malas noches que he pasado, no me dejan dormir las repentinas pesadillas.- le dije para calmarla.
-Si, debe de serlo, pero ahora debemos prehocuparnos por entrar a clase porque vamos a llegar tarde.- dijo.
-Si tienes razón- y entramos al laboratorio juntas.




La clase de ciencias con la profesora Rose eran muy divertidas, porque todos los días se levantaba con un animo y una energía altísima, lo mejor de todo, era que era contagiosa, siempre nos hacia reír en clase.
Paula y yo salimos de el laboratorio todavía riendonos de los chistes de la Sra. Rose y nos dirigimos al jardín para encontrarnos con Laura, una de mis mejores amigas. Allí estaba hablando ella con un chico de ultimo grado, cuando nos vio se acerco hacia nosotras corriendo.
-¡Hola chicas!- Nos saludo a Paula y a mi.
-¡Hola!- Respondimos al unisono.
-Hoy tengo que ir al entrenamiento, no puedo estar con ustedes hoy, hablamos después chicas...- nos dijo Laura y se fue corriendo hacia las piscinas del instituto.
-Definitivamente, Laura esta loca.- Dijo Paula de un momento a otro, mientras que yo estaba distraida mirando hacia los árboles, estaba segura de que allí había alguien obsevandonos.
-¡Oh, a que si!- Dije yo tratando de parecer muy interesada en el tema.




Acompañe a Paula hasta su casa que quedaba a 2 calles de la mía, después me diriji a la mía, pase cerca del bosque y note que había alguien escondido allí observandome, solo eso faltaba, que estuviera totalmente sola, en frente de un bosque y tenia un acosador, que probablemente me querría matar, o tal vez secuestrarme, torturarme y después matarme. Trate de salir de allí lo mas rapido que pude, ya estaba saliendo de esta zona, cuando todo mi cuerpo se paralizo, mi mente decía que siguiera caminado pero mi cuerpo y mis impulsos me obligaban a volver atrás, no aguante la presión y retrocedí. No sabia que estaba haciendo, me dirijia al oscuro y espeso bosque, no me podía controlar, de pronto mi mente se nublo y solo podía pensar en que allí me esperaba algo bueno, mi nariz, empezó a percibir un aroma delicioso e indescriptible, pero también me quemaba la nariz. Ya me encontraba adentro del bosque y algo me empujo por la espalda y me hizo caer, sentí como empezaba a fluir la sangre de mi cráneo. Me dí vuelta y no vi a nadie. ¡Mierda!, solo esto me podía pasar a mi, me estaba volviendo completamente loca, me incorpore y empecé a caminar, quería encontrar la salida pero muy dentro de mi sabia que me debía quedar hay mismo, de pronto me agarraron por la espalda, en medio de mis impulsos logre voltearme para ver quien me tenia prisionera, tan pronto como pude hacerlo sentí que unos fríos pero dulces labios tocaron los mios, no puede ver quien era, me deje llevar, en medio de toda la confusión, mi cuerpo no aguanto mas y quede inconsciente.

viernes, 12 de marzo de 2010

MENSAJES MISTERIOSOS (CAPITULO II)

Desperté sobresaltada.
En las ultimas dos semanas mis sueños se habían vuelto mas intensos y vividos que en ningún momento, además este ultimo sueño, había sido el mas vivido y tenebroso de todos. En los últimos sueños había estado en un bosque frió y húmedo, me encontraba perdida y escuchaba los gritos, pero el que me acababa de ocurrir tenia cosas nuevas y horripilantes.
En medio del sobresalto no me había dado cuenta que la boca me sabia a hierro, a sangre, con la lengua rebise que no me hubiera mordido mientras dormía, pero no, no había nada extraño. Mire el relój y note que ya debería levantarme y organizarme para ir al instituto. Me senté en el borde de la cama y me puse mis pantuflas, después me recoji el cabello y salí de la habitación. Baje las escaleras con cuidado de que no rechinaran, para no despertar a mi hermana Samanta y me diriji a la cocina. Ya en la cocina me serví un poco de cereal y galletas, me las comí con desgano, ya que no tenia hambre, cosa rara, porque siempre cuando me levanto corro a la cocina hambrienta a tragarme la nevera. Cuando termine de desayunar subí las escaleras y me metí en el cuarto de baño. Me acerque al lavado y me mire en el espejo y que mis labios estaban muy rojos y mis ojos mas negros y dilatados, supuse que era por el terrible sueño que tube, o también podría llamarse pesadilla. Entre a la ducha y abrí la canilla de agua fría, a ver si con esto se me borraría de la mente la pesadilla y dejaría de pensar en ella.
Cuando salí de la ducha, de nuevo me mire al espejo y trate de recojer mi cabello, mi negro y liso cabello, igual al que tenia mamá, tan negro como la noche y tan liso como la seda, solo que a ella le quedaba perfecto con sus suaves y perfectos rasgos y sus ojos verdes; en cambio, mis padres decían que yo era igual a mi bisabuela, con los ojos negros y tan pálida como una tumba, bueno, nunca lo he podido comprobar, porque ni siquiera tengo fotos de ella.
Entre a mi habitación y me puse una camisa color azul con un suéter negro, unos jeans desgastados y unos tenis. Solo hasta el momento en que me dirijí a buscar mi bolso con los libros que se encontraban en un sillón junto a la ventana, me percate que antes de salir de la habitación estaba cerrada y ahora estaba completamente abierta; no habría podido ser el viento, porque el día estaba caluroso. Cerré la ventana y cojí mi bolso, cuando lo levante, debajo de este había una pequeña nota con que decía: "Alejate de la sangre". La rompí y la bote de inmediato, después salí corriendo para el instituto...

EL SUEÑO (CAPITULO I)

"Sentía la humedad en mi piel, el frió me envolvía en su tenebroso y oscuro manto. Parecía que los árboles me observaban y me susurraban cosas inentendibles. De pronto escucho el agudo y tinieblo grito de una joven, corrí hacia donde provenía, no encontraba a nadie, de pronto sentí que mis pies se elebaban de el suelo, mire hacia abajo y estaba alejándome cada vez mas del suelo, algo me deposito en una gruesa rama de un árbol, me fije en que o quien era el que me había traído hasta allí. De pronto unos ojos de un color tan azul como el mar se encontraron con los mios, todo el era perfecto, sus facciones, su piel, sus fuertes músculos. Después de haberse encontrado con mi mirada, me acaricio la mejilla y me besó, acto seguido, descubrió mi cuello de la chaqueta y me mordió fuertemente, sentía que me desangraba y en uno de mis impulsos, lo mordí también fuertemente en el cuello..."


jueves, 11 de marzo de 2010

INTRODUCCION:


Nada es lo que parece, lo digo por experiencia propia; un día tranquilo en casa y cuando menos lo piensas todo sale al revés y descubres cosas totalmente inimaginables e imposibles vistas desde un ojo humano y poco suceptible. Todo lo que vez a tu al rededor no es real, todo es un montaje de lo "normal", pero cuando te das cuenta de esto, ves cosas donde los demás no lo pueden ver.