Laura interrumpió a David.
-Creo, que este momento es el menos indicado para contarle todo y mucho menos el lugar, vámonos de aquí, vamos a la central, con los demás sera mas fácil explicarle las cosas.- Dijo Laura.
-Disculpen, pero, no entiendo nada, no se de que hablan y tengo que entrar a clase ya, van a cerrar la puerta del salón de clases.- Dije tratando de evadir el tema.
-Lo siento Sara, pero tendrás que faltar al instituto.- Dijo Laura cogiéndome de un brazo. -Vámonos ya.-
-¡Espera¡- le grite -al menos dejame llamar a Paula para que me cubra- dije tratando de huir.
-Me temo, que Paula también tendrá que ir con nosotros- Dijo Stefania, que tenia agarrada del brazo a Paula, probablemente, la había traído mientras discutía con Laura.
-¿Me explican que pasa aquí por favor?- Dijo Paula igual de confundida que yo. -¿No sera esta una de tus bromitas Laura?- Dijo enojada.
-Me creerán cuando lleguemos al cuartel.- Dijo Laura también enojada por nuestra rebeldía.
-Chicas, relajense, lo que menos necesitamos es otro problema en estos momentos.- Dijo David tratando de arreglar las cosas.
-Tienes razón David, sera mejor que lleguemos ya.- Dijo Stefania.
Todos nos dirigimos hacia una camioneta gris muy grande y bonita, que al parecer se robaba todas las miradas del instituto, no era de mi agrado hablar de autos y obcesionarme con ellos, pero si lo fuera, diría que este carro era realmente caro y lujoso. Stefania abrió la puerta de la parte tracera de la camioneta, Laura me hizo entrar junto con Paula y después entro Stefania, Laura cerro la puerta y después entro al asiento del copiloto , David, ya estaba listo para arrancar.
El viaje fue tedioso, no sabia hacia donde nos dirigíamos, Paula, estaba tensa, no hablaba; Laura, tenia apoyada su cabeza, al marco de la ventana, trataba de controlar su rabia; Stefania, ella estaba totalmente tranquila, tarareaba una canción, creo que era de Lady Gaga, me resultaba bastante familiar; David, iba concentrado en la vía, era un buen conductor apesar de ser un adolecente, le ponía unos 16 o 17 años, no aparentaba mucho, pero al contrario, su mirada reflejaba experiencia, como la que mostraba al conducir; y yo, tratando de romper el silencio, me fastidiaba tanta tensión en el ambiente, la podía saborear, era tan clara y espesa. Además de esto, tenia tantas dudas y necesitaba resolverlas lo mas pronto posible, ¿como que no era lo que creía ser?, ¿acaso lo que me estaba ocurriendo ultimamente, tenia que ver con esto?, ¿para donde diablos íbamos?; me aclare la garganta para romper el silencio de una vez por todas.
-Chicos, ¿me podrían decir hacia donde vamos?- dije con un hilo de voz, tratando de no colmar la paciencia de nadie.
-Para el cuartel, bueno, es donde nos reunimos a tratar temas muy importantes y delicados como tu y Paula, o a organizar misiones y repartirnos el trabajo, allí también esta nuestro líder, por llamarlo así, bueno, al menos yo solo lo tomo como un padre- Me dijo David, con una sonrisa esplendida y perfecta en su rostro, la cual alcanzaba a ver en el espejo.
-Lo siento David, pero no se a quien te refieres, es mas, no entiendo porque tenemos que ir al "cuartel"- dije.
-¡Oh! si claro, lo siento, no recordaba que eres novata. Allá te darás cuenta a que tipo de personas me refiero, también notaras que Stefania es la única en su especie, no dejamos entrar muchos de los suyos en nuestra fraternidad.- Dijo David.
-Si, soy algo así, como la oveja negra de la familia, la verdad es que ni la cuarta parte de esta fraternidad me acepta. Pero, la verdad, me da igual, tengo a Laura y a David, que son suficiente para sentirse como en casa.- Dijo Stefania, con mostrándome una hermosa sonrisa. ¿Acaso todos los del cuartel eran así de perfectos?, porque si era así, yo obviamente iba a desentonar.
Mire hacia mi derecha y vi a Paula, todavía tensa, me dio la impresión, de que de sus ojos estaban a punto de salir lágrimas. Coji una de sus manos y la apreté fuertemente.
-Ya veras, todo estará bien, confía en ellos, son buena onda.- Le dije, tratando de ponerle un poco de animo a la cosa, pronto, ella me mostró una sonrisa y se relajo.
-La verdad es que si, aunque creo a que tipo de personas se refieren- Me dijo ella, durante un segundo, pude ver que los otros tres, abrieron sus ojos como platos, pero trataron de dicimularlo para no alarmarme.
-¿Si?... Bueno, al menos tu si sabes por donde va la cosa.- Le dije, tratando de parecer relajada.
-La verdad, es que preferiría no saberlo, nisiquiera sospecharlo.- me dijo sincera. Me quede callada, no quería darle mas vueltas al asunto.
El resto del viaje, estubo silencioso, al igual que laura, que dormía recostada al marco de la puerta, al parecer lo único que tenia era sueño; Paula, también estaba dormida y Stefania jugaba con su cabello. Yo observaba el camino y los árboles que se desdibujaban alrededor del auto.
-Chicas, deberían despertar de una vez a las dormilonas. Ya casi llegamos.- Dijo David con un hilo de voz.
-Esta bien- dijimos al unisono Stefania y yo. Stefania se encargo de Laura y yo de Paula, puse mi mano en su hombro y la sacudí con delicadeza, para que no se despertara malhumorada. Abrió sus ojos lentamente y después los puso como platos.
-¿¡Que paso!?- Grito y al mismo tiempo trato de pararse sobre la silla, pero la capota del auto lo impidió y se dio en la cabeza.
-¡Nada! solo te despertaba porque ya casi llegamos dormilona, ¿te has hecho daño?- dije.
-Ahh... no, solo me duele un poco, pero estoy bien- dijo para tranquilisarme.
-Ok...- Cuando voltee para mirar a los demás, ellos estaban con los ojos puestos en nosotras, y después estallaron de la risa y yo con ellos.
-Chicas, ya llegamos.- Dijo David, todavía en carcajadas.
Nos bajamos, cuando me detuve a mirar, vi que el "cuartel", no era una simple casa, era una mansión, tenia forma de castillo, pero obviamente era mas pequeño que uno normal, pero a su vez, era muy grande. Afuera, habían tres autos parqueados, que a igual que la mansión, eran hermosos.
-Vamos, entremos.- Dijo Laura, sacando de su bolsillo las llaves que al parecer eran del mini-castillo.
Laura, abrió silenciosa y lentamente la gran puerta de madera antigua que adornaba la entrada de la mansión, cuando entramos, note que estábamos en una instancia grande, llena de muebles hermosos y modernos (balla "cuartel", yo diría que era una casa vocacional o algo por el estilo). Mire hacia las escaleras y allí se encontraba un hombre esperándonos con una gran sonrisa (¡mierda! tenia razón, si que iba a desentonar aquí), era tan pálido como David y yo, tenia el pelo negro y los ojos oscuros, sus facciones eran perfectas y sus dientes totalmente blancos, aparentaba tener unos 30 años.
-Bienvenidas, las estábamos esperando, sobre todo a ti Sara, 15 años buscándote sin descansar y por fin a pareces de la nada, pero por lo que veo, creo que ya te han encontrado y... al parecer también se adueñaron de ti mi pequeña- dijo el hombre de las escaleras. Pero, ¿como que me habían buscado desde que nací?, ¿quien diablos se había adueñado de mi?, ¿y quien diablos era el?. Acá las cosas, se ponían realmente raras.
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