viernes, 7 de mayo de 2010

COMPROBANDO (CAPITULO XI)

Los rayos del sol iluminaron mi rostro, me sentí realmente aturdida cuando esto ocurrió. No podía abrir los ojos, porque temía que el sol me los quemara. Me corrí lentamente hacia un lugar con sombra y cuando sentí que estaba completamente resguardada en ella, finalmente pude abrir los ojos.
Cuando pude tomar conciencia de lo que había pasado el día anterior, me levante de un salto de la cama, mi mente divagaba por incontables dilemas, incluso, creía que había posibilidades de que esto fuera una simple pesadilla de esas que frecuentemente tenia. Era bastante confuso, tenia que averiguar si todo había sido real, necesitaba tener pruebas o hablar con alguien que me dijera que todo había sido real, o a mi beneficio y el de muchos, que me estoy volviendo loca y que necesito ayuda.
Me dirigí al cuarto de mi hermana, recordaba que el día anterior ella, estaba algo animada y me contó que iba a pedir un ascenso o algo parecido. Abrí un poco la puerta de su cuarto, para mirar si todavía estaba dormida. Me encontré con la sorpresa de que no estaba en su cama, ni en ninguna parte de su habitación. De pronto, un estruendoso sonido que venia desde el primer piso llamo mi atención, al parecer mi hermana estaba abajo. Baje, lentamente sin hacer mucho ruido, últimamente andaba un poco aterrorizada con tan extraños acontecimientos, cuando llegue a la ultima escala, pude ver a mi hermana arrodillada en el piso recogiendo los restos de un jarrón, que al parecer se había roto y había sido el responsable de tal ruido.
-Buenos días, Sam- La salude con un hilo de voz, para no asustarla.
-Buenos días Sara ¿Te he despertado con mi torpeza? Estaba cambiando el agua de las flores y me tropecé en el mueble, te ruego mil disculpas.- Respondió Sam.
-Tranquila, ya estaba despierta, estaba bajando las escaleras cuando oí el jarrón caer. Y dime ¿Cómo te fue ayer?- Le pregunte para cambiar de tema.
-De eso te quería hablar, me ha ido muy bien, de hoy en adelante, empiezo a trabajar de día.- Dijo esbozando una sonrisa.
-No sabes cuanto me alegra oír eso Sam ¿A que hora empieza tu turno?- Dije.
-A las ocho de la mañana, por cierto, son las seis, deberías apurarte, tienes que ir a estudiar- Dijo mirando el reloj.
-Si, tienes razón.- le dije, mientras subía las escalas para llegar al baño.
Me lave el cabello y me dí una ducha con agua fría; después fui a mi habitación y me vestí, este día me puse un vestido blanco que me llegaba arriba de las rodillas y con las mangas cortas. Me recogí el cabello a un lado con una pinza, cogí mi morral y salí de la habitación, ya faltaban 20 minutos para las 7:30 y a esta hora tenia que estar en el instituto. Fui a donde se encontraba mi hermana.
-Sam, me preguntaba… ¿Me podrías llevar al instituto en el auto? Voy con muy poco tiempo, llegare tarde- Le dije con cara de suplica.
-Me va a ser imposible cariño, ayer tuve que dejar el auto en el mecánico, mas tarde iré por el.- Dijo con cara de disculpa.
-Gracias de todas maneras.- Y salí de la casa.
Volví a sentir la sensación que había tenido unos días atrás cuando casi mato a mi hermana, ¡Ops! No quería recordar aquello, seguí corriendo a toda velocidad y reprimiendo tan horribles recuerdos. Sentía que todo alrededor mío desaparecía y que se volvía una pintura abstracta con muchos colores que se difuminaban con mi paso; también sentía que el viento golpeaba mi rostro.
En menos de un minuto ya estaba en la entrada del instituto ¿Pero que había pasado? En ese momento recordé lo que había dicho Alejandro y los demás el día anterior, que yo era una Vampiresa, o algo cercano a eso; desee que esto solo fuera una pesadilla y lo reprimí como el recuerdo de mi hermana. De pronto, vi a Laura sentada en una banca del jardín leyendo un libro tranquilamente, camine lentamente hacia ella, mientras lo hacia, vi que Stefania y David se sentaron junto a ella. Pare de caminar y maldije mi existencia ¿Acaso ellos no deberían ser solo una ilusión? Me quede mirándolos, luego, David me encontró con su mirada y esbozo una sonrisa majestuosa e hizo un gesto de saludo con la mano, Stefania y Laura hicieron lo mismo. Me fui acercando con cuidado.
-Hola Sara ¿Porque llevas esa cara de muerta?- Dijo Laura poniendo tono de ironía en la pregunta.
-Solo que… emm… estoy algo distraída.- Dije tratando de sonar sincera.
-Muy gracioso Laura- Dijo entre risas Stefania- Y a ti, Sara, no te creo nada. Se que andas confundida y puedo apostar a que esta mañana te levantaste deseando que lo de ayer solo fuera una pesadilla, pero temo decepcionarte, todos lo heos estado en algún momento de nuestras cortas vidas humanas, incluso vampiricas, al igual que tu.- Dijo sonriéndome ¿Acaso nunca dejaba de sonreír?
Sentí que todo se derrumbaba a mi alrededor, todavía no comprendía como esto podía ser real.
-Stefania, eres bastante pesimista, mira la cara con que la has dejado.- Dijo David, lanzándole una mirada de pocos amigos –Sara, estarás bien, te lo aseguro, estaremos cuidando de ti. A propósito, Miguel te a dejado algo,- David, metió la mano al bolsillo de su pantalón, saco un sobre y me lo entregó. –Me dijo que te dijera, que lo leyeras después de que finalizaran las clases de hoy, antes de salir del instituto- Dijo finalmente.
-Ok, gracias. Chao chicos, tengo que entrar a clases, por cierto ¿han visto a Paula?- Dije mirando hacia todas las direcciones, tratando de encontrarla.
-Si, se quedo ayer con nosotros, hoy se fue con Alejandro a pasear, tienen mucho de que hablar- Dijo Laura.
-Puedo apostar a que si.- Respondí y me fui rápidamente a la clase de matemática.
El día transcurrió lento y tedioso y yo solo pensaba en el día anterior.
Cuando se acabaron las clases corrí hacia el baño de chicas para leer la nota que me había dejado Miguel en privado. Me encerré en uno de los baños y abrí el sobre, la nota decía:
“Sara, como ya veraz, tengo muchas cosas que responderte, estoy buscando la manera mas acertada de decírtelas. Te las iba a contar por medio de la presente carta, pero es bastante complicado.
Estaré después de que salgas de instituto en el bosque que queda a unas cuadras de tu casa, quiero responder tus preguntas, ese será el mejor lugar. No te estoy obligando a que vallas, y dudo que lo hagas, se que todo este asunto te espanta pero después de reflexionar me di cuenta que es mejor que lo sepas.
Te espera y te ama, Miguel.”

La ultima frase me sorprendió y me puse algo roja cuando la leí, pero el resto de la carta era bastante complicado. Estaba decidida a ir, necesitaba saber porque esto me ocurría a mí.
Salí del instituto corriendo y llegue bastante rápido al bosque, ya me estaba acostumbrando a esto.
M e adentre al bosque con la finalidad de poder encontrar a Miguel, cuando lo hice, recordé en incidente en el bosque días atrás. Incluso sentí la misma sensación de huir, pero al mismo tiempo de quedarme. Me resigne y me relaje, después me senté en un tronco que había junto a mis pies a esperar a Miguel.
-Hola- sentí un susurro en mi nuca y los pelos se me pusieron de punta, voltee lentamente mi cabeza y me encontré con el rostro de Miguel, mirándome fijamente, con dulzura. Le sonreí, reflejando la misma dulzura que había en sus ojos.
-Hola, me has asustado.- Dije.
-Lo siento, es que me divierte tu reacción cuando te asustas.- Dijo entre risitas.
-No sabes con quien te estas metiendo Miguel Angel- Dije en tono bromista. El me todo de la mano y me hizo levantar del tronco; luego me examino de arriba abajo y dijo.
-Se con quien me estoy metiendo y te aseguro que estoy arriesgándolo todo Sara Elizabeth. A propósito, estas hermosa hoy.- Su voz sonaba tan aterciopelada y dulce que caí en trance; después el me llevo apretó contra el y acerco su rostro al mío; luego, junto sus labios con los míos y me beso como nunca habían besado a una mujer.

1 comentario:

  1. ola sara este es el correo que uso para el nuevo blog ¿no es genial?

    ResponderEliminar