jueves, 5 de agosto de 2010

LA HABITACIÓN DE CHRIS (CAPITULO XIV)

-Bueno, eso explica muchas cosas- Dije asombrada.
-Si, se que es duro de asimilar ¡¿Pero acaso no mola la idea de que tus bisabuelos fueran fugitivos?!- Dijo Sebastian con una alegre sonrisa en su rostro.
-Si que mola, sobre todo si te buscan para matarte por culpa de ellos- Dije enfadada devolviéndole una sarcástica sonrisa.
-Estamos aquí para protegerte pase lo que pase, somos una familia, nunca te dejaremos sola.- Dijo Dany abrazándome.
-Gracias, la verdad es que necesito procesar toda esa información, necesito meditar ¿Podría tener un momento a solas? ¿Un lugar donde pensar?- Dije desesperada. Quería salir corriendo de allí, pero me daba terror en solo pensar en lo que me habían contado.
-¡Tengo el lugar perfecto!- Dijo Chris desde el lugar mas apartado de mi -¡Ven, sígueme!-
Como demore en reaccionar Chris llego al lugar donde yo me encontraba en menos de un segundo y me tomo de la mano.
-Vamos, te va a encantar- Dijo jalándome de la mano, tal y como un niño pequeño llama a alguien mayor que se ocupa de otros asuntos adultos para mostrar algo impresionante a los ojos de un niñito.
Me pare del sillón y cruce el living con Chris de la mano, todos nos seguían con la mirada. Subimos al tercer piso por unas grandes escaleras de roble talladas.
-¿Te gusta leer? ¿Verdad?- Me pregunto Chris que me jalaba de la mano con fuerza, mas de la que debería tener un niño de 10 años hacia una puerta de madera pintada de negra con hermosas imágenes talladas.
-Si, me encanta- Le respondí.
-Que bien. Al menos no eres como tu bisabuela, siempre me criticaba porque le dedicaba mucho tiempo a lo que verdaderamente me gusta, leer; escribir. Todo el tiempo que estuvo con nosotros se preocupó mas por como se sentía ella misma que por las personas que la rodeamos. No era una chica muy intelectual que digamos, digo; sin ofender, se que es familiar tuya.- Dijo Chris. Parecía que no estuviera hablando con un niño de 10 años, pareciera mas bien que estuviera hablando un hombre adulto, un profesor, un doctor, pero mucho menos un niño. Además, el hecho de que hubiera conocido a mi bisabuela lo hacia mas antiguo.
-Esta bien, al fin y al cabo nunca he visto alguna foto de ella, nada, nunca me hablaron de ella.- Dije pensativa.
-Bueno, era muy hermosa, no mas que tu, pero muy parecidas, y bueno, como ya había dicho antes, no muy interesante.- Dijo alzando un ceja.
-Gracias, aunque no creo que sea tan linda como dices.- Cuando dije esto me miro con los ojos como platos, ignoro mi comentario y procedió a abrir la hermosa puerta negra.

La habitación no era muy grande, tenia un sillón de tres puestos color gris; un equipo de sonido; un gran estante donde se encontraban todos los CDs, habían desde Green Day hasta Andrea Bocelli; en el estante también habían unas cuantas antigüedades y baratijas, me acerque para ver mejor y note que había una resortera bastante desgastada, me quede mirándola.
-Era mi juguete favorito cuando era humano, tenia buena puntería. Siempre la llevaba con migo para usarla con cualquier pájaro que se atravesara, se que suena cruel, pero era un buen juego en esa época.- Dijo Chris nostálgico.
-¿Qué edad tienes? Digo, de vampiro.- Le pregunte.
-Ciento treinta años como inmortal y diez como mortal- Dijo mirando la resortera, al parecer le traía muchos recuerdos -Ven es por aquí-
Entramos por otra puerta que estaba junto al armario. Una vez adentro quede atónita. Era una estancia grande, todas las paredes estaban totalmente cubiertas de estantes con libros, miles y miles de libros. Lo que mas me fusto fue el techo, era como la noche, lleno de estrellas, con todas sus constelaciones, era perfecto. Justo a uno de los estantes había un gran telescopio que miraba hacia una ventanilla en el techo. Nunca había visto un lugar tan maravilloso.
-¡Wow!- Exclame poniendo los ojos como platos.
-Lindo ¿no? Ok, te dejo sola.- Dijo saliendo de allí.
-Bastante lindo, gracias Chris.- Dije sonriéndole.
-Lo que sea por la familia- Y cerro la puerta.
Me senté en un bonito sillón junto al telescopio y mire hacia arriba. Pensaba en lo bien que me sentía con esta familia y como habían acogido a mi bisabuela ¿Se estaba repitiendo la historia con migo? ¿Por qué mis padres nunca me hablaron de mis bisabuelos? ¿Sabían algo sobre esto? ¿Cuál fue la razón de que murieran repentinamente?
No sabia nada y cuando las respuestas aparecían miles de nuevas preguntas inundaban mi mente.

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